Así empezó todo | mis primeros consejos para empezar un blog

Así empezó todo | mis primeros consejos para empezar un blog

Hace un tiempito, una chica me escribió por Instagram preguntando «¿cómo te animaste a crear tu página de instagram y un blog?». Me pareció tan linda pregunta, tantas cosas encerradas en ella, que le dije que de esto daba para sentarnos 5hs a charlar mano a mano. Le dije que me haga tooodas las preguntas que se le ocurrieran, que cuando pudiera hacerme un ratito iba a contestar todo, con lujo de detalles. A parte, se me ocurrió poner un sticker de preguntas en mis historias de instagram, para que todas aquellas personas interesadas pudieran también preguntarme LO QUE QUISIERAN y darle forma a esta nota, que planeo que sea la primera de muchas en pos de motivar a otros a hacer lo que les apasiona.

Es una historia tan larga y tiene tanto de mi que la mejor forma de empezar es… por el principio.

 

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¿Qué te llevó a decidir escribir un blog?

Desde que soy muy chica me apasiona todo lo que sea cocina. Siempre viví en función de eso, demostrando mi cariño por medio de mis recetas, y nunca tuve dudas de que eso sería a lo que me dedicaría. Creo que cuando uno sabe lo que le apasiona a ciencia cierta, hasta en lo más profundo de su interior (ese lugarcito donde uno no puede mentirse a sí mismo), ya hay gran parte del terreno ganado. En mi familia nunca hubo dudas de que me dedicaría a la gastronomía, y siempre recibí todo el apoyo para que pudiera lograr mis objetivos. Eso también fue muy importante porque, poniéndonos en contexto, cuando yo comencé mis estudios terciarios en el Crandon, la carrera no se veía todavía como UNA CARRERA. Mis padres podrían haberme dicho «estudiá por un título universitario, y la cocina hacela como un hobby», pero no, y se los agradeceré eternamente. Gané mucho tiempo.

Resumiendo mis estudios gastronómicos, estudié cocina profesional en el Crandon, y después me fui recién casada a vivir con mi marido a Francia (#teenbride, me casé con 21 jaja). Allá estudié administración hotelera y de restaurantes, pero más importante creo, pude absorber casi inconscientemente, día a día, lo maravilloso de vivir y comer en Francia. Esa inspiración me llevó a querer abrir mi propia pastelería cuando volví a Uruguay.

Mis clientes y mis amigos me pedían bastante seguido las recetas de las cosas que hacía, y la verdad es que nunca tuve ni la menor de las reservas en compartirlas. La comida es unión, es todo acerca de compartir, y no le veo el sentido a guardarse nada. Ese fue mi motor para empezar a plasmar en algún lado todas esas recetitas solicitadas, y porque  a parte desde hace años venía leyendo blogs de cocina y me moría por tener uno propio.

¿Cómo te animaste?

Cuando uno escribe cosas, no importa qué, en internet abierta, redes, etc, se está exponiendo. Esa exposición pone en evidencia, ante uno mismo, todos los temas de autoestima que puedan haber. Si toda la gente que quisiera escribir un blog superara la barrera del «estoy segura/o que NADIE va a leerme», estoy convencida de que habría más blogs que comercios online. Todo se resume a cómo uno se siente, y si se siente capaz. Pero la buena noticia es que escribir un blog es una gran terapia, y la recomiendo. El ejercicio diario de escribir, abrirse al mundo, publicar, y ver que las cosas pasan (o no) nos hará dar cuenta si de repente estábamos siendo un poquito exagerados. El miedo al fracaso es lo que más frena y frenará grandes y pequeñas ideas, y hay que intentar, todos los días, de acallar esa vocecita que te dice «ni te molestes», «¿estás seguro?», «naaah, ¿para qué?». Nunca sabrás lo que te espera si no das el primer paso, y nada pero nada emocionante sucede adentro de la zona de confort. Eso es un hecho.

Entonces, esa actitud de «VAMOS, después veremos los detalles» es la que siempre me ha acompañado, y que me hizo empezar el blog. Pero no este mismo, el que ustedes conocen; pero esa historia queda para más adelante!

 

 

¿Tenías el apoyo de familiares y amigos?

Sí, sí, y sí. Es una gran suerte estar rodeada de gente que siempre me ha apoyado y alentado a hacer lo que me gusta. Y no sólo eso, sino también empujarme en momentos de estancamiento. No me olvidaré del primer comentario en el blog (¡¡qué emoción!!) de mi amiga Silvana, de las incansables ayudas técnicas de Wil (da para otro post, no nos vayamos por las ramas), y de mi director de estrategias (mi marido) que me da muchas ideas para crear de mi pasión un trabajo (un MBA, no en vano).

Y si hablamos de apoyo y aliento, también hay que hablar de la otra cara de esa moneda…

¿Qué pasa con las opiniones ajenas?

Cuando uno se abre y cuenta una idea a la gente, no importa quiénes y no importa cuánto te quieran, puede pasar que no te devuelvan palabras de aliento. No lo sientas personal. Aprendé a tomarlas como una consecuencia de las experiencias y personalidad de esa o esas personas. Pero tampoco dejes que las palabras te aplasten el ímpetu. No hay peor enemigo para las ganas de hacer algo, que las palabras de desaliento de quienes queremos (y más en una persona insegura). Uno tiene que ser fiel a si mismo y escuchar su instinto. Puede parecer difícil, pero es como un músculo que, si se ejercita todos los días, será cada vez más fuerte.

Ahora, si al final tienen razón es otro tema, pero ¿quién te quita lo bailado?

 

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La finalidad del blog

Antes que elegir nombre, pensar qué plataforma usar y demás cuestiones prácticas, hay que pensar ¿para qué quiero escribir un blog? La respuesta a la que lleguemos nos recordará día a día porqué hacemos lo que hacemos, y también nos ayudará a ponerle nombre. Saber el para qué es muy importante, porque nos va a ayudar a marcar el camino del contenido que subamos y a mantenernos enfocados.

La finalidad del blog puede ir variando, y es normal que así sea. Por ejemplo, en un principio cree el mio para compartir esas recetas que me cansé de repetir, luego lo continué porque la respuesta de la gente (conocida y no conocida) fue muy positiva y me descubrí en una faceta que nunca había considerado dentro de mi carrera. Me refiero a mi pasión por crear contenido gastronómico, escribiendo y fotografiando; algo que cuando empecé a estudiar cocina ni se consideraba.

Años después de empezar a escribir y compartir cientos de recetas, surgió la posibilidad de convertirlo en un trabajo. Todo se dio con un timing perfecto, dándole tiempo a cada cosa a que se cocine «a fuego lento». Sin embargo, la finalidad de mi blog sigue intacta, y eso me ha ayudado a mantener mi esencia. Pero claro, la monetización también es un tema para horas de charla que voy a dejar para un siguiente posteo.

Pero, en mi opinión, la motivación inicial al escribir un blog no puede ser nunca nunca el ánimo de lucro.

Y si se preguntan cual es mi motivación… muy simple!: compartir recetas ricas, fáciles y prácticas, que tengan lindas fotos y estén bien explicadas.

 

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El blog ya andando

Digamos que ya eligieron nombre, que no tiene porqué ser el definitivo (no se frenen por eso), tienen plataforma en la cual escribir, y ya han subido algún posteo. ¿Ahora qué?

Les puedo decir, y con mucha propiedad, que la tarea más difícil de tener un blog es mantener la continuidad. Por ejemplo, una semana se entusiasmaron, escribieron 18 posteos, y luego por 4 meses no suben nada. No…así no. La continuidad, y saber llevar nuestros diferentes estados de ánimo sin que se vean reflejados negativamente en el blog es una tarea que se ejercita y se perfecciona. Hay que ser constante, en una constancia que sepamos vamos a poder manejar. Si podemos subir sólo un posteo por mes, está perfecto, pero ese posteo tiene que estar ahí subido todos los meses. De nada vale plantearse un itinerario super atareado que sea imposible de sobrellevar. Porque, claramente, acá estamos hablando de subir contenido original y de calidad. Nada de recorte y pega de terceros!

Organización para mantener la continuidad

Con el nacimiento de Nachi, mi primer hijo, y luego Clemen, vi mi vida reorganizada varias veces. En cada oportunidad tuve que volver a empezar, reconocer mis tiempos, y hacerme el momento para escribir. Mantenerme organizada con una planilla de Excel, con columnas para la fecha, otra para el título del posteo, otra para el estado (si en proceso, si falta la foto, si ya se subió, etc), me ha servido muchísimo y, 5 años después, me sigue sirviendo para ver de un pantallazo en qué situación está todo. Y la planilla no sólo sirve para ver lo que estoy haciendo, sino para planificar con mucho tiempo de anticipación los posteos futuros. Cuando trabajo con clientes, los posteos se pautan con meses de previa, y hay que tener todo bien anotado para, por ejemplo, no prometerle la misma fecha a dos clientes diferentes, o postear algo un día nada que ver.

Hay mil formas de organizarse. Excel me sirve a mi, pero cada uno debe usar lo que más cómodo le quede.

Así que, en definitiva, continuidad y organización son mis dos pilares a la hora de mantener un blog andando. Ya pasaron más de 5 años (yeyyyy) desde que publiqué la primera nota en Not Only Salad, y mucha agua ha pasado bajo el puente.

 

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Espero que hayan disfrutado de esta primera -e introductoria- entrega, pero sepan que se vienen muchas más. Me quedan muchas de sus preguntas por responder, y muchos temas por tocar. Si se les ocurre alguna pregunta para las siguientes notas, háganmelas abajo en la sección de comentarios.

Y gracias, por que sin ustedes, mis lector@s, no valdría tanto la pena!