Road Trip en Francia – parte 2

Road Trip en Francia – parte 2

En la primera parte de este relato habíamos partido de Grenoble y visitado La Provence. Ahora, estando mucho más al sur, pasamos por Montpellier, Palavas, Carcassone, Toulouse, y llegamos a Bordeaux. El recorrido tiene 508 km y nosotros paramos una noche en Carcassone. Fue ideal para no manejar tanto cada día, y además aprovechar los lindos hotelitos de campo que hay en esa zona.

 

 

Montpellier fue citada en 2012 por el New York Times como una de las 45 ciudades imprescindibles para visitar. ¡No podrían estar más en lo cierto! Tiene todo para ser un pequeño París, sin infinitas colas en los museos y tantos turistas. Se respira buen ambiente, se siente música en la calle, se nota la cultura, y por sobre todo, se ve el clima mediterráneo.

 

Place de la Comèdie, Montpellier / Tramway intervenido por Christian Lacroix

 

 

Todavía en Montpellier miramos un mapa y no pudimos creer lo cerca que estábamos del mar Mediterráneo. Ni mi marido ni yo habíamos estado en sus costas aún, y decidimos desviarnos un poquito para visitar Palavas, un balneario a apenas 15 km.

 

 

Obvio, visitar un balneario en pleno otoño no es una gran idea, y parecía una ciudad desierta. Teníamos literalmente toda la playa para nosotros y no estaban ni los perros, pero vimos el mar!

Esa noche dormíamos en Carcassone, así que emprendimos el viaje de 160 km que nos separaban. Llegamos de noche y pudimos ver desde el camino la fortificación bien iluminada. Esa fue la bienvenida perfecta, pero tendríamos que esperar hasta la mañana siguiente para visitarla.

 

 

La ciudad antigua de Carcassonne es la fortificación más grande que se conserva en Europa. Con sus 3 km de murallas, uno puede pasarse todo el día recorriendo las callecitas y los diferentes edificios abiertos al público.

 

 

Como el fuerte está, estratégicamente, en las tierras más altas de la zona, si toca un día de buena visibilidad uno puede ver a lo lejos los Pirineos. De hecho, España está tan cerca (por ejemplo, Barcelona a 2h 20′ de viaje en tren) que es común cruzarse con excursiones estudiantiles de esa nacionalidad.


Actualización de agosto 2019: Viendo el programa de TV5 «Ô Sud» descubrí que aún quedan 44 habitantes dentro de la ciudad amurallada. Habitantes estables que tienen su casa y su rutina dentro de la ciudad. ¡Me pareció maravilloso! Hay una escuela en donde las clases se imparten en occitano, el lenguaje del sur de Francia, y que se encargan de inculcar las tradiciones locales.


 

 

Como estaba frío y en las alturas chiflaba el viento, no daba para quedarse horas caminando así que agarramos el auto y partimos hacia Toulouse. Nos habían hablado hiper bien de su comida y era obligación aguantarse para comer «Cassoulet». Hicimos bien! Sentarse en una terraza con el sol otoñal fue la mejor recompensa.

El único inconveniente que encontramos al llegar a Toulouse fue la cantidad de calles que durante el fin de semana se tornan peatonales. El GPS nos mandaba por ellas y la experiencia de estacionar se volvió un verdadero dolor de cabeza. Recomiendo ir directamente a un parking privado y no dar vueltas buscando un lugar cercano a las atracciones.

 

Place du Capitole, Toulouse

 

 

Toulouse antiguo

 

De Toulouse a Bordeaux había 245 km para recorrer, pero el paisaje hizo que el viaje se haga muy llevadero: muchos campos de manzanos, puentes, pequeñas ciudades… y por supuesto viñedos! Estábamos llegando a la zona de vinos más conocida de Francia, pero no sólo de vinos vive el bordelés!

 

Izq: Rue Vital Carles que termina en la Catedral / Der: ambiente traquilo para cenar de la Rue du Pas Saint George

 

 

 

Para completar la «experiencia Bordeaux» es necesario encontrar algún lindo restaurant (que los hay muchos) y probar el Boeuf Bourguignon u otro plato regional acompañando con una buena copa, o dos, de tinto. Claramente hay que traerse alguna botella a casa para revivir la experiencia alguna noche más, y por eso les sugiero visitar «Le comptoir Bordelais» o «La Maison du Vin». Nosotros fuimos al primero, donde se puede encontrar una amplia variedad de productos regionales incluyendo los «Canelés«, embalados como para que pasen aduanas.

Al final de este largo día agarramos el auto nuevamente para ir al norte, a la zona de La Loire y sus castillos. Eso lo dejo para la tercera y última parte de este gran road trip por Francia!

Á bientôt!