Lucía Soria, un mano a mano en Jacinto
Lucía Soria, o “Luchi” para los amigos, es una de las cocineras argentinas de las que más venimos escuchado hablar hace tiempo. Esto no sólo se debe a su participación como jurado en MasterChef Uruguay, sino porque desde el vamos nos ha mostrado el sello distintivo que la caracteriza. Nació en Córdoba, pero las vueltas de la vida la hicieron desembarcar en el Este de nuestro país. Desde aquel primer emprendimiento que hizo de Lucifer, en pueblo Garzón, ha dado muchos giros a su carrera hasta transformarse en un referente de la cocina. Hoy en día no sólo la conocemos por su papel de jurado, sino por ser el alma máter de una maravillosa esquina de Ciudad Vieja, Jacinto.
Su estilo simple y honesto a la hora de cocinar, se refleja también en un ida y vuelta de preguntas que tuve el gusto de hacerle hace un tiempito. Pasen y vean.
Psst, un pequeño adelanto? Parece que a fin de año se viene su libro de cocina!
Not Only Salad: Cuales fueron tus primeros contactos con la cocina?
Lucía Soria: Siempre estuve muy conectada porque mi familia cocinaba mucho. Vengo de una familia en la que somos muchas mujeres, tengo dos hermanas más grandes que yo, y también estaban mi mamá, mis abuelas. Todas cocinaban. La cocina siempre fue un lugar de reunión y a mí me divertía mucho. Cuando terminé la secundaria tenía que buscar algo para estudiar. Ya en esa época, apróx año 99’, se veía que la gastronomía era una carrera corta y con gran potencial de trabajo y de viajes. No tuve dudas y encaré por ahí.
Not Only Salad: Siempre supiste que la cocina era lo tuyo?
Lucía Soria: No, no sé si sabía. Digo, desde esa edad, 18 o 19 años, me parecía que era un camino que estaba buenísimo, pero de chiquita quería otras cosas. Por ejemplo quería ser médica, en otro momento quise ser forense, actriz, ni idea. En el momento que tuve que decidir lo hice con bastante seguridad y cuando empecé a estudiar y trabajar me di cuenta que me encantaba, y ahí seguí.
Not Only Salad: Tuviste un mentor en tu carrera?
Lucía Soria: Yo por suerte como mentor y maestro lo tuve a Francis Mallman. Creo que fue súper valioso para mi carrera, y también, más allá de él, toda la gente con la que trabajaba. Es una gran escuela poder trabajar con Francis, porque es una persona que cuida mucho el producto, que trabaja con simpleza. Y uno poder aprender cosas buenísimas, no sólo de cocina sino también de estética. Yo me siento muy agradecida de haber podido tener esa oportunidad, y haberla aprovechado.
Not Only Salad: Y hablando de Mallman, bajo su ala crecieron muchos chefs reconocidos. Qué pensás que lo diferencia?
Lucía Soria: Es una persona muy generosa, un gran maestro en todo sentido, y no es una persona recelosa ni con lo que hace ni con que la gente que ha trabajado junto a él pueda volar. Es esencial, porque a veces uno como dueño de un restorán, si ya tenés a alguien súper bien entrenado, que te entiende, es difícil dejarlo ir. Pero también es importante que la gente tenga su propio vuelo y su propio emprendimiento, como también sus fracasos y éxitos. Él siempre está muy abierto a eso.
Not Only Salad: Ir al exterior a trabajar es un paso grande. Qué te llevó a hacerlo?
Lucía Soria: Ni bien salí del liceo, lo primero que hice fue ir a California a hacer una pasantía en un centro de esquí. Fui con una amiga que estudiaba conmigo. No era una cocina buena, era una cocina muy de centro de esquí, pero bueno, yo ahí tenía 19 años. Por suerte el desapego no me daba nada, y nunca me dio miedo el hecho de viajar. Desde que empecé a trabajar con Francis también viajaba. Me venía a José Ignacio y me quedaba 4 o 5 meses y me encantaba. Después seguí mucho tiempo haciendo temporadas, y por un tiempo me fui a San Pablo donde me quedé a vivir un año. Allá ayudé a una amiga, Paola Carosella, chef argentina que también trabajó con Francis. Ella abría su primer emprendimiento y junto a dos chefs argentinos más la ayudamos en la apertura. Después nos quedamos trabajando por un tiempo. Así que para mí, viajar era como mi trabajo, parte de mi vida.
Not Only Salad Blog: Cómo surgió la oportunidad de ser jurado en MasterChef Uruguay?
Lucía Soria: A mí la tele y los contenidos visuales siempre me llamaron la atención. Era algo que quería hacer, y ya venía con un poco de experiencia porque trabajaba en la producción del Gourmet cuando Francis tenía sus programas. Veía eso y me divertía! Y yo también en un momento como que me cansé de cocinar todos los días. Entonces tenés que empezar a ver por cual lugar vas para seguir con esta carrera, pero no estar ahí quemándote las pestañas. Eso ya lo había hecho…
Entonces ahí empecé a buscar diferentes cosas. MasterChef en Argentina se estaba haciendo, yo lo re veía y me encantaba. En un momento me llamaron para hacer un casting, porque lo que se hizo fue un casting grande. Primero con un montón de cocineros de Montevideo y del Este, y cuando fui a ese casting no me dijeron mucho más. Después me volvieron a llamar y me convocaron para ser jurado en MasterChef Uruguay.
Not Only Salad: Cómo sentís que te influyó ser jurado en el reality?
Lucía Soria: A mí me divierte y siento que crecí mucho haciendo ese trabajo. Personalmente no considero que me haya cambiado tanto. Digo, sí me hizo sentir más segura en la forma en la cual me paro ante un montón de gente, y esa es la parte que pienso que está buenísima. Te da seguridad para afrontar un montón de cosas. También sentirte más linda, más cuidada… Yo nunca en mi vida me maquillaba, y ahora entiendo que si me tienen que sacar una foto está bueno que sepa ponerme, por ejemplo, una base correcta. Para mí todas esas cositas y lo que uno va haciendo son herramientas para la vida, y no son cosas menores ni más ni menos importantes. También aprendí un montón de cómo uno hace el approach para hablar. Después, en mi vida, yo sigo sintiendo que soy Lucía, que trabajo acá en Jacinto, que esto es una cosa muy volátil y momentánea del que voy a tratar de sacar el mayor provecho posible. Los saludos de la gente en la calle, o que me consideren reconocida trato de no comérelo mucho porque es algo efímero. No soy una persona muy salidora ni extrovertida, entonces mi vida ahora no es que “no puedo ir a bailar”. No, nunca voy a bailar (risas). Sí me parece que en la era en la que estamos te convertís en una especie de commodity de la gente, pero es parte. Y yo sabía que también iba a ser un poco así.
Not Only Salad: Dar críticas de un plato es todo un tema, no sólo para el que lo hizo sino también para el que la da. Cómo lo manejás?
Lucía Soria: Me influye mucho porque, por ejemplo, cada vez que se va un participante no me gusta. Si le tengo que decir a alguien que se va hoy, preferiría que le toque decirlo a alguno de mis compañeros. No es lindo.
En cuanto a las críticas trato de ser justa, porque para mí esa es la función que tengo ahí dentro. Yo los observo mientras cocinan, veo que en el momento el tipo la pifió, y la verdad es que es un programa que tiene mucho de cómo uno actúa ante los nervios. A veces, si te equivocás, en 60 minutos no lo podés corregir, y ahí se ve si tenés la capacidad y herramientas para solucionarlo. Yo me siento bien porque no siento que sea injusta, aunque por ahí el mundo a veces piense que sí.
El participante va al programa a participar, ser juzgado y aprender. Yo tengo el trabajo de en un período muy cortito de tiempo probarle el plato y decirle todo lo que a mí me parece. Sabemos que todos están aprendiendo y que nuestra distancia de conocimiento es grande. Por eso, yo no digo las cosas de la misma manera que cuando empecé. En ese momento no tenía ni la misma experiencia, ni capaz me había visto a mí misma, porque yo después (de cada programa) me veo y pienso “ta, ahí capaz que se me fue…”. Es feo darse cuenta que la persona hubiese podido hacer algo mucho mejor de lo que hizo por sus capacidades, por el tiempo, y optó por el peor camino. Por eso insisto en que para el programa es importante el manejo de nervios y el orden mental. Yo ahora me doy mucha más cuenta de las capacidades del otro. Antes me enojaba porque decía “como puede ser que tenías papas, puerro y esto, e hiciste una cagada?!”. Y bueno, capaz la persona no había visto lo que vi yo, y yo le hablaba como hablaría con un colega en mi cocina.
Not Only Salad: Ahora se abre un nuevo camino que es MasterChef Profesionales, vas a ser también jurado?
Lucía Soria: Sí, vamos a seguir siendo el mismo jurado. Lo interesante de esta nueva edición es que el punto de partida es otro. A mí a veces me pasa que ellos como cocineros amateur, por ejemplo, no cortan bien una brunoise, y me parece básico. Yo los miro y no les puedo decir “che, cómo no sabés cortar una verdura?”. Lo podrían aprender mirando YouTube, no? Lo que uno va aprendiendo es esencial. Si a mí me tocara participar en el programa, me fijaría en cómo hacer un bizcochuelo, cocinar un hojaldre, cómo limpiar un pescado, diferentes cortes, entendés? Hoy en día hay cantidad de formas de aprender, porque te escuchás un podcast y estás aprendiendo, ponés 3 segundos YouTube y aprendiste. Cuando tengo que juzgar puedo notar cuando hay alguien que sí sabe todo esto, y cuando no. Para mi es importante el trabajo personal que cada uno hace.
Not Only Salad: Mi blog fomenta que “sí se puede” en la cocina, que todos, con las herramientas adecuadas, podemos cocinar bien. Qué le dirías a quienes no se sienten seguros en este aspecto?
Lucía Soria: Para mí hay algo importante, y que también es una realidad: hay gente a la que no le gusta cocinar. Es una opción y está ok, comerás lo que puedas. Pero hay ciertas herramientas básicas que todo el mundo tendría que saber. Sino, vivís toda una vida comiendo comida que no hiciste vos y que no sabés como se hizo. Mucho delivery, que no tengo nada contra el delivery pero siento que es muy abusado, y caro. Saber cocinar es mucho más barato, te da herramientas para toda tu vida, y además estás cuidando lo que consumís. Hoy en día ya todos sabemos que eso es esencial. Entonces, lo que sí me parece que estaría bueno decirles es que no necesitás pasarte 5 horas en la cocina para comer bien. Haciéndote una ensalada con 4 verduras crudas, un crocante y una proteína estás comiendo bárbaro y te llevó 20 minutos. Cada uno ante sus capacidades me parece que tendría que encontrar la forma de comer mejor, que no es comer como un chef! Me parece esencial cuando uno forma una familia, cuando se tienen hijos. Yo que soy una persona que nació en los 80, siento que en los 80 y los 90 nada de “comer” era valioso. “Comer bien” estaba visto como algo de restorán carísimo, o si lo tenías era porque en tu familia era algo primordial. Yo tenía compañeras que comían salchichas, nuggets, puré deshidratado, y no mucho más. Yo una vez por semana iba a lo de mis amigas y me parecía re divertido, pero lo ves en perspectiva y te das cuenta que todavía pasa. Los niños comen papas chips, comen alfajor todo el día, y no comen nada que sea realmente alimento. “Ay no, porque resulta más fácil”, y sí, obvio. El niño es niño y va a querer porquerías, pero está en uno poder plantearle todo lo que es el mundo de la comida para que mañana tengan una herramienta.
En conclusión, estoy contenta con el programa porque se logró que en Uruguay se hablé más de “el comer”, que la gente esté interesada en conocer productos, y que a los niños se les despierte ese interés de divertirse cocinando. Lo que más me divierte es cuando vienen los niños y me cuentan “hice no se qué”, “me encanta tal cosa”, o que juegan a Master Chef. Yo me muero de amor, me parece divino! Cuando yo era chica jugabas al médico o a no sé qué, pero ahora juegan a ser cocineros (risas)!
La cocina ahora es un punto de reunión, la gente se siente re proud de tener una cocina linda. Realmente me parece que en la cocina hay una posibilidad de interacción y de aprendizaje sin darte cuenta. Aprendés a contar, aprendés vocabulario, aprendés obviamente a cocinar, pero también trabajo en equipo y compañerismo. Es muy lindo todo eso.
Not Only Salad: Y para cerrar, qué costumbres adquiriste al venirte a vivir a Uruguay?
Lucía Soria: De las clásicas costumbres no mucho. Los primeros años que viví acá trataba de tomar mate, pero no es algo que me gusta, me hace mal a la panza, y hasta me quemé. Dije no, lo dejé! Creo que opté un poco más por esta tranquilidad y humanidad uruguaya, que me gusta más que el ritmo violento y expeditivo de Buenos Aires. El ritmo de Uruguay lo voy tomando cada día un poco más, sin quedarme quieta. Este año lo divido entre el programa, que lleva mucho tiempo, el proyecto de mi nuevo libro, y Jacinto, que no me gusta descuidarlo porque le tengo mucho cariño. 🍒