La playa de Solanas es una de las más lindas, anchas y de tranquilo mar que ofrece el Este de Uruguay. No en vano es imán para aquellas personas que prefieren pasar unas vacaciones de descanso, lejos del barullo, y en sintonía con el entorno. …
Cuando voy a una parrillada, varios son los indicadores que delatan la atención que le prestan a los detalles. Una, la más evidente, es por supuesto la panera. Un buen pan casero es sinónimo de excelencia, pero ciertamente pasa que no todos los establecimientos se …
Hoy 21 de enero me parece una fecha más que coherente para retomar los posteos del blog. Especialmente si quiero publicar alguna rica receta antes de que nazca mi hija que tiene fecha para el 30 de este mes! En Navidad recibí de regalo dos libros divinos de cocina (como siempre digo, libros de cocina pueden regalarme hasta para Pascuas!), y apenas volví a Montevideo quise ponerlos en práctica.
Uno de ellos, regalo de mi cuñado Lucho, es el de Fernando Trocca titulado «Mostrador Santa Teresita». En él se recopilan muchas de las recetas que se sirven en dicho restaurante, que por cierto son todas deliciosas y estéticamente re cuidadas. Se llama «mostrador» porque el concepto de servicio es precisamente ese. Todas las opciones se presentan en sendas fuentes sobre una gran mesada, y uno pide a gusto. Personalmente creo que es uno de los restaurantes con más personalidad y encanto del este uruguayo.
Ayer estaba en un ataque gastronómico urgente, desesperada por cocinar algo rico luego de dos semanas sin meter «manos a la masa» en mi cocina. ¡Cómo la extrañaba! Abrí el libro y supe a qué sección dirigirme directamente, la de la pastelería. Duuhhh Este restaurante es lugar de peregrinación para los amantes de una buena merienda, y las fotos que se ven en su instagram dan fe de ello. Muffins grandes y esponjosos, budines húmedos, y ¡los más pintunes alfajores del condado! Vi la receta de sus alfajores de maicena, y dije «¡a ustedes mismos!». Según cuenta el libro fue Florencia Courreges la que les pasó esta versión ya que, además de ser la pastelera de La Huella, lo fue también de Santa Teresita durante las dos primeras temporadas.
Esta receta es un poco diferente de la que ya tengo en el blog y que ha tenido tanto éxito entre quienes la probaron. Sus principales diferencias radican en la proporción de harina y almidón de maíz, que en mi primer receta tiene más harina y en esta hay ampliamente más cantidad de almidón. También difieren en la cantidad de huevo. En mi receta uso 2 huevos, mientras que en esta se precisan además 3 yemas. En cuanto a la cantidad de manteca esta receta lleva bastante más que la mía, casi el triple, y obliga a enfriar bien la masa antes de estirarla y cortar los círculos.
En resumidas cuentas, me encantó probar una receta tan diferente porque el resultado es espectacular. Fue un placer trabajar con la masa cruda, estirarla y que quede perfecta, bien fácil de cortar y pasar a la asadera. Si la estiran bien fino (aprox 5mm de espesor) obtendrán lo que a mi entender es el grosor ideal de un alfajor: 3 a 4 cm, ni muy finito que da lástima ni tan grande que es una grosería.
Y si quieren un extra tip… Guarden sus alfajores (o las tapitas sin rellenar) de un día para el otro en la heladera. ¡Quedan mucho más ricos!
Batir la manteca pomada con el azúcar hasta lograr una crema pálida.
Añadir los huevos y yemas de a uno por vez. Perfumar con la ralladura y vainilla.
Tamizar juntos la harina, almidón, polvo de hornear y sal. Incorporar al batido con cuchara de madera sin trabajar demasiado.
Envolver la masa en papel film y refrigerar por 2 horas.
Pasado ese tiempo, precalentar el horno a 160°C. Espolvorear la mesada con harina y estirar la masa hasta tenga 5 mm de espesor. Cortar círculos de 7 cm de diámetro y colocarlos en una asadera con papel manteca.
Hornear por 9 minutos. Deben quedar blancos con los bordes apenas dorados. Dejarlos 5 minutos en la asadera y pasar con espátula a una rejilla para que se enfríen.
Armar los alfajores con el dulce de leche y hacerlos rodar por las nueces.
Elisa Felisatti y Nicolás Costabel son novios desde hace casi 6 años, y juntos llevan adelante uno de los reductos culinarios más atractivos de Montevideo. Se trata de «879 house», un restaurant ubicado en el corazón de Pocitos que bien merece una visita, o varias. …
El próximo 20, 21 y 22 de julio se da la mejor cita para los amantes de la moda, diseño y decoración. En esta nueva (y 64ta!) edición, el sector gastronómico se renueva para ofrecer muuucha más variedad y comodidad 👌. Feria Máxima se ha …
Hace unos días tuve el honor de (re)descubrir un rinconcito de nuestro país: Colonia del Sacramento. Fui invitada por Radisson Hotel, junto a otros medios de prensa rioplatese, a disfrutar de sus instalaciones y visitar varios puntos maravillosos del departamento.
Son 180 los kilómetros que separan a Montevideo de Colonia, aproximadamente 2 horas y media de viaje, y a 1 hora de Buenos Aires yendo por agua. El hotel, categoría 5 estrellas, está ubicado a 100 metros del centro histórico y es muy práctico para poder pasear sin necesidad de un auto. Cuenta con piscina exterior y solárium, piscina interior con vista al río, hidromasajes, sauna, y un restaurante que te hace sentir que estás en un barco.
Me pareció que el hotel es apto para muchos tipos de viajeros: para los que viajan en pareja plan relax, para familias con niños chicos o bebés, y para grupos. Durante época de vacaciones el hotel pone a disposición baby-sitters para entretener a los chicos en el rincón infantil, y cuenta con carritos eléctricos para que los huéspedes conozcan Colonia del Sacramento con total libertad (la empresa Thrifty tiene cachilas antiguas eléctricas!).
La habitación que me tocó estaba impresionante! Super silenciosa y amplia, tenía una terraza con vista a la piscina infinita sobre el Río de la Plata, una cama anchísima que invitaba a dormir en diagonal, ducha con excelente presión, toallas bien gorditas, y un secador de pelo profesional que humillaba al que había llevado…
Durante la primera mañana me alegró comprobar que en el hotel se toman el desayuno tan seriamente como yo. Un buen desayuno es, en mi opinión, una pata importante de la experiencia de ser huésped, y no hay nada mejor que encontrarse con una buena selección de frutas, con panadería elaborada ahí mismo, buen café, fiambres, y opciones calientes.
Pude hablar con Fernanda Rodríguez, chef pastelera del hotel, acerca de algo que me re interesa: la organización del desayuno. Me contó que el trabajo comienza el día anterior preparando las fuentes de frutas, que se embalan y dejan en frío. La mañana misma las tareas empiezan bien temprano, a las 4.30 am ya que el desayuno se sirve a partir las 7 y todo tiene que estar listo para entonces. Se hornean los panes, bizcochos y budines, pero también se elaboran las papas salteadas con panceta, los huevos revueltos, y waffles. Como para no probar todo… 😅😋
Los mejores consejos turísticos se obtienen generalmente de los locales, por eso pregunté en el hotel, en la calle y en los comercios acerca de esos lugarcitos que no hay que dejar de ver. Acá van los que más se repitieron:
Durante la temporada de verano, visitar los balnearios de Santa Ana, Artilleros, etc..
En cuanto a la oferta gastronómica me recomendaron visitar el restaurante del hotel Charco, el del hotel Real Colonia, y el té que se sirve en el Radisson. Durante mi estadía pude visitar el restaurante “Recrear la Historia”, que se merece una nota que vendrá más adelante!
Gracias a los consejos que me dieron pude armar un recorrido escueto pero contundente. Lo mejor es visitar Colonia de Sacramento entrando por el mismísimo portal, de donde salen los tours guiados.
Bajé caminando por la Calle de los Suspiros, una cuadra llena de mística. En el sitio WelcomeUruguay encontré un párrafo que la describe muy bien.
Esta pequeña calle es una peatonal angosta, desnivelada, sin veredas y pavimentada con piedras de cuña. Antiguamente, esta pintoresca calle era llamada Ansina. Las leyendas se tejen sobre su nombre actual: ¿por qué Calle de los Suspiros? Hay varias historias. Una de ellas sostiene que los condenados a muerte eran llevados hasta la calle de los “suspiros” para ahogarlos cuando subiera la marea. Otra historia postula que esta calle solía albergar numerosos prostíbulos, refugios de marineros cansados y deseosos de diversión, y que al transitarla los soldados piropeaban a las prostitutas y suspiraban una y otra vez por ellas. La última historia, y tal vez la más romántica, cuenta que una noche maravillosa de luna, una joven enamorada estaba esperando a su amado. De repente, un enmascarado le clavó una daga en el medio del pecho. Sólo se escuchó un desalentado suspiro de adiós…
Este lugar te atrapa por su historia, y si sus edificios hablaran podrían contar de cuando Manuel Lobo la fundó en 1860, o de cómo pasó de dominio portugués a español (y viceversa) varias veces. Sin dudas, la importancia cultural del casco histórico se hizo patente en 1995, cuando fue declarado Patrimonio Mundial por Unesco, y el faro es el mejor lugar para apreciar su excelente vista bien desde lo alto.
La tranquilidad que se respira y la seguridad de sus calles son cosas que van a tener que ir a sentir ustedes mismos. Hace 9 años no volvía a Colonia en plan turista y me impresionó la cantidad de bares, restaurantes y posadas que hay. Pude caminar tranquila por una hora y le di la vuelta al casco histórico sintiendo hablar portugués, inglés y porteño. Sin dudas Colonia del Sacramento es una joya que no pueden dejar de visitar, testigo de nuestra historia como país y muestra elocuente de su importa geográfica.
Algo importante de destacar es la limpieza de las calles, como también la prolijidad de las fachadas sin perder su esencia.
Quiero agradecer especialmente a Radisson Hotel Colonia del Sacramento por haberme hecho la invitación, y por haber organizado una serie de paseos impresionantes junto a la Intendencia de Colonia. Se esmeraron por mostrarnos algunos de los lugares más lindos que esta zona tiene, y se vienen las notas contando todo!
Próximamente… Visita a la bodega Cerros de San Juan, y una cena gourmet sobre el vagón de un tren.
Hay una simple razón por la cual llamo «experiencias» a una de las pestañas del blog. Comer es una necesidad humana básica que generalmente transformamos en un acto mecánico, pero cuando logramos elevar el nivel y hacerlo con arte la estamos transformando en una verdadera …
Salir a comer en Montevideo se está volviendo cada vez más divertido! Recientemente han abierto no pocos restaurantes, y varios clásicos se están reinventando, pero qué falta? Hasta ahora uno iba a comer, elegía una entrada (para picar entre dos generalmente), un plato, y a …
El jueves pasado fue un antes y un después en mi percepción de la gastronomía montevideana. Me invitaron a disfrutar la primera Oil Dinner donde todo, desde la entrada hasta el petit four del café, contenía aceite de oliva en su preparación. Este “amanecer” en mi visión de la movida culinaria local se dio durante la presentación del Olio Novo 2017 de Colinas de Garzón, que eligió al restaurant Plantado del hotel Hyatt Centric como setting. Este lugar, escondido al fondo del hotel, alberga un excelente equipo de profesionales que merece la pena ser visitado, y que llevó el lanzamiento del producto al máximo nivel. Hete aquí la experiencia…
Olio Novo 2017 es un aceite de oliva extra virgen que se elabora a partir de las mejores olivas de cada variedad. Es el tercero de una serie de “Olios Novos” que vienen produciendo, y le anteceden la versión 2015 y 2016. Lo interesante de esto es poder apreciar la diferencia de un año a otro, donde el sol, la lluvia, el aire marino, y todos los factores implicados actúan para crear productos totalmente diferentes. El de este año me sorprendió por su aparente suavidad cuando uno recién se lo lleva a la boca, y que a los pocos segundos explota en notas picantes. La sugerencia de Colinas de Garzón es consumirlo fresco para apreciar todas sus notas, ya que se trata de un producto vivo que irá cambiando a lo largo de los meses. No me voy a extender en detalles técnicos ya que no soy sommelier, pero la mia es la opinión de alguien que aprecia ese mundo y busca lo mejor.
Colinas de Garzón y el equipo de Plantado nos preparó una cena acorde a las circunstancias. De por sí cuando uno entra al restaurant lo impresiona el olivo plantado en la mitad del salón, alrededor del cual pueden comer unas 10 personas, y la cocina abierta que ofrece un espectáculo de cacerolas y fuegos a la vista de los comensales.
La invitación prometía una cena de 5 pasos en donde el Chef Federico Ferrari nos presentaría platos con el Olio Novo 2017 como ingrediente estrella, cada uno de ellos maridado con vinos de Bodega Garzón. Si bien el aceite de oliva va muy bien con casi todo, el reto que se les presentó fue hacer que el aceite no tape los otros sabores ni quede disminuido en la composición de cada plato, según me contaba el Chef. El resultado fue una cena como pocas, con la que refuerzo mi pensamiento de que la “bonne cuisine” emociona el alma.
El primer paso, el amuse bouche (el “divierte boca”, o el “entretiene boca” en una traducción literal del francés, es el “abre boca”), fue un Gazpacho de tomate con polvo de olivas, vegetales de estación, focaccia y brotes de albahaca. Lo maridaron con un shot de jerez Palomino Fino con granitos de polen, que le aportaron algo completamente nuevo.
El segundo paso fue el primer plato, una merluza negra impresionante, ahumada por ellos mismos y según me contó el mozo la traen de Argentina y se pesca en aguas profundas. En este caso el aceite de oliva fue emulsionado con un cremoso de hinojos, y le acompañaron un crocante de arroz y reducción de cítricos. El vino que acompañó al pescado fue un Albariño Reserva, y si bien son diferentes, me hizo acordar al Pinot Grigio que probé hace años, el primer Bodega Garzón que hizo que me enamorara de sus vinos.
A continuación sirvieron un Filet de lomo a las brasas, tortellini de hongos y queso gruyère, con espuma de aceite de oliva, espárragos y jugo de carne. Este plato tenía tantas cosas diferentes y pegaban tan bien juntas que no sabía con qué empezar. Obviamente le entré a la carne, que estaba ternísima y según pude escuchar la maduraron con anterioridad. Además de los vinos blancos, soy fan acérrima de los vinos tintos de Bodega Garzón. Descubrí su Tannat el año pasado cuando papá lo eligió para el casamiento de mi hermana, y me cambió la visión que tenía acerca de esa cepa. El sommelier sugirió un Cabernet Franc Reserva, que potenció el plato y le dio al “tercer paso” la importancia de plato principal, el plato fuerte de la velada.
Pasando a lo dulce, empezaron muy bien con una Pannacotta de yogurt y limón con esferas de aceite de oliva, y fueron sabios al proponer como bebida algo analcóholico: un té helado de jasmín. Comer un poquito de pannacotta, tomar un poquito de té, todo armaba en la boca una excelente sinfonía.
Pero como decía el menú, la pannacotta era un “pre dessert” y venía el propiamente dicho “dessert”: un Biscuit de almendras y oliva con cremoso de chocolate semi amargo y peras acarameladas. La descripción del 5to y último paso no le hacía justicia a todos los detalles que tenía. La quenelle (forma ovalada en la que se presentó) de cremoso de chocolate, con su base de frutos secos tostados y lascas de fleur de sel en su cima hicieron por sí solo un postre simple y complejo al mismo tiempo. Amo agregar sal al chocolate, al caramelo, y la fleur de sel (una variedad de sal marina que no es tan salada como la sal de mesa) hizo la diferencia. Por otro lado, y a lo que vinimos, estaba el biscuit de almendras hecho con Olio Novo 2017. El uso de aceite de oliva en la pastelería está cada vez más extendido, y aporta una humedad y sabor completamente diferente a la preparación final, además de ser más saludable. Prometo publicar más adelante en el blog una receta que tengo guardada!
Me encanta comer un buen postre con vino, aunque a veces es difícil encontrar el indicado. El elegido fue un Petit Verdot Single Vineyard, lo que quiere decir que fue elaborado con uvas de una misma finca, y transmite de manera única las particularidades del suelo y clima de esa porción de tierra.
Cuando ya dábamos la cena por terminada, nos trajeron como Petit Four unos deliciosos Macarons de pistacho con ganache de chocolate blanco y oliva, un excelente broche de oro.
Ahora, en casa, nos quedamos con el recuerdo de esa cena y una botella de Olio Novo 2017, que se disfruta -como amerita- embebiéndolo en buen pan fresco.
Quiero agradecer a Carolina Gama de Colinas de Garzón por la invitación, al Chef Federico Ferrari y el equipo de Plantado por su savoir faire, y a Richard Sosa de Net Uruguay por varias de las fotos que aparecen en esta nota.
Cuando Margara Shaw me convocó para protagonizar su campaña AW15, no tenía idea que iba a ser una experiencia tan diferente a lo que estoy acostumbrada como modelo. Me comentaron que podía llegar a hacerse en una colonia rusa, pero que no había nada confirmado, …