Pérouges, un viaje medieval
¿Quién no ha recibido una de esas cadenas por mail que hablan de hermosos pueblos franceses? Te pasan miles de diapositivas con alguna canción típica de fondo, y uno sólo querría teletransportarse directamente hasta ahí! Cuando vivía en Francia, mucha gente me mandó de esas cadenas sugiriendo que yo haga lo que ellos no podían hacer inmediatamente: comprar el ticket de tren e ir.
El profesor de francés que me enseñó las básicas antes de partir de Uruguay, obró también como guía turístico. Me mandaba recomendaciones de a dónde ir, qué comer, y en una de esas me comentó acerca de «Pérouges».
Para ir tomamos un tren de Grenoble a Meximieux, y de ahí caminamos por un sendero flechado hasta nuestro destino.
Este lugar resultó ser una ciudad medieval amurallada que mantiene su arquitectura y tradiciones casi intactas. Si vimos alguna película ambientada en el medioevo, es muy posible que haya sido filmada en Pérouges, ya que en una época fue la preferida de los directores de cine. Los carteles en la calle, la vestimenta de los mozos, la comida que te sirven, todo conserva el estilo de antaño para que la visita sea realmente como viajar en el tiempo.
La primer impresión al entrar fue «qué tranquilo!». Cuando uno visita un lugar turístico está acostumbrado al malón de turistas, las colas, el bullicio, pero ahí había poca gente (fuimos a fines de abril) y cero ruido de motores. La consigna al visitar una ciudad así es caminar hasta donde nos dé el cuerpo, y Pérouges es perfecta para recorrer en menos de un día, pero recomiendo pasar una noche en alguno de los hotelitos («ostelleries») que hay dentro de las murallas.
El mejor momento es, sin dudas, el del almuerzo! Entramos a un pequeño restaurant llamado «Le Relais de la Tour» en la place du Tilleul (la plaza central), y comimos divino. La comida era bien simple, destacando los productos de la zona, casera y deliciosa. Las fotos hablan por sí solas…
Antes de ir a cualquier lugar me gusta investigar un poco. Saber cuales son los puntos importantes, leer tips de otros turistas, y saber cuales son los platos tradicionales. Así es como descubrí que no podía volver a casa sin haber probado la «Galette Pérougienne». Se trata de un dulce creado a principios del siglo XX en «L’ostellerie du vieux Pérouges», uno de los hostales más traicionales del pueblo.
Después de comer todo eso nos hubiese venido bien volver a Grenoble a pie, así contrarrestábamos el consumo calórico! Sugiero visitar el museo (en la Maison des Princes) para ver como vivían los señores feudales en esa época, la iglesia (con inscripciones tan viejas que uno no puede creer), y simplemente vagar por los alrededores para hacerse parte del paisaje y mezclarse con los lugareños.
En definitiva, Pérouges es un lugar increíble! Hay pocos sitios que te transmiten la energía que este lugar tiene, que te hace sentir cerca de una época tan lejana. A lo largo del verano se organizan fiestas en las cuales la gente se viste como en el siglo XV y celebran bailes, ferias, juegos. Es el mejor momento para visitar Pérouges y vivir la experiencia completa.
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