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Hace tiempo quería volver a publicar en el blog una receta de ñoquis. El próximo sábado es 29, y aunque en casa nos encanta hacer los clásicos de papa, nunca está demás probar nuevos sabores. Hoy les propongo que vayamos por este otro tubérculo, el boniato zanahoria, que tan primo hermano de la papa es, que en francés se lo conoce como «patate douce», papa dulce.
El boniato zanahoria es más dulce que el boniato criollo, y su pulpa bien anaranjada. Es un vegetal ideal para hornear o asar a la parrilla, ya que su alto contenido de azúcar lo carameliza y logra un sabor muy especial. Va muy bien con el queso azul, parmesano, herbes de provence, ajo, pero también con la salvia, y ni les digo con pimienta, curry, y otras especias.
Lograr los mejores ñoquis de boniato
La receta precisa queso ricotta, un huevo, harina, un poquito de sal, nuez moscada, y boniatos zanahoria. Si no encuentran este tubérculo, pueden sustituirlo por boniato criollo, puré de calabaza o zapallo, pero ojo! Si usan calabaza o zapallo es hiper necesario que, una vez horneado, lo expriman dentro de un liencillo o repasador para sacar el excedente de agua. Cuando hacemos ñoquis, el agua (o exceso de humedad) es prácticamente veneno. Hace que tengamos que agregar más y más y más harina, perdiendo la consistencia suave de un buen ñoqui.
El boniato hay que cocinarlo en el horno a 200°C, entero y con unos cuantos pinchazos en su cáscara. Así, mientras se cocina, permitimos que salga el vapor. Luego hay que dejarlo enfriar para pelarlo (simplemente con la mano), y hacer puré. Este paso puede realizarse con bastante anticipación, por eso les sugiero que si van a prender el horno por otra cosa, metan además los boniatos. ¡Está bueno aprovechar la energía!
Cuando ya tenemos listo el puré, lo mezclamos con el resto de los ingredientes. Si la masa parece demasiado húmeda, recomiendo agregar poco a poco más harina, mezclando para no agregar más de lo necesario. Es normal que la masa quede un poquito pegajosa, pero tiene que poder trabajarse con ella para hacer los choricitos, cortar y pasar por el tenedor. Es importante trabajar con bastante harina a mano para espolvorear en la mesada, y sobre la bandeja en la que vayamos colocando los ñoquis prontos.
Para cocinarlos hay que hervir abundante agua en una olla grande. Pueden echarle un poquito de sal y aceite. Tiren los ñoquis al agua hirviendo, y cuando vuelven a emerger a la superficie, momento de retirarlos con un colador.
Como acompañar los ñoquis de boniato
Salsas
La receta de nuestros ñoquis es bien básica y resalta el sabor propio del vegetal. Es perfecta para que podamos acompañar la pasta con una salsa de queso azul, o parmesano en este caso, para servir con una salsa de ajo, o simplemente con manteca y salvia.
Como hacer los ñoquis lleva su tiempo y dedicación, considero que la salsa tiene que ser un simple paso. Nada de seguirnos complicando la existencia. Por ejemplo, en casa me encanta hacer una salsa de panceta que hago de la siguiente manera: en una cacerola seca y a fuego fuerte doro panceta en cubitos, y cuando haya comenzado a largar su grasa agrego champiñones frescos. Cocino unos minutos más, agrego crema de leche (o un sustituto para hacer mi salsa más liviana), y condimento con nuez moscada, chile, o lo que tenga a mano (y combine). Últimamente me hice adicta al molinillo de sal de ajo con finas hierbas de la marca Kotányi. Trae el ajo en escamas, y me encanta moler un poco (más fino o más grueso según el humor) sobre la salsa, el plato terminado, y todo! Es delicioso! Un excelente toque final para todo lo que se me ocurra! Si querés saber más acerca de Kotányi, click aquí.
Cuestión de texturas
Soy de las que cree que un plato no es solamente interesante cuando se sabe mezclar bien los sabores, sino también las texturas. En español castizo se le dice «tropezones» a todo aquello que viene a cortar la textura predominante del plato. En la receta de hoy, los tropezones podrían ser unos piñones tostados, maní tostado y picado grueso, o cualquier otro ingrediente similar.
Ñoquis de boniato con salsa de parmesano y sal de ajo
Pinchar la cáscara de los boniatos y hornear hasta que estén tiernos (aprox 40 minutos). Dejar enfriar, pelar y hacer puré.
Mezclar el puré con la ricotta, huevo, harina, sal y nuez moscada. Si la masa está demasiado pegajosa, agregar harina poco a poco, hasta que se pueda formar una bola de masa. Es normal que quede apenas pegoteada. Por eso, habrá que trabajar con harina a mano para espolvorear sobre la mesada y la bandeja de los ñoquis prontos.
Trabajar la masa de a porciones, formando rollitos, cortando y pasando por un tenedor. Ir dejándolos sobre una bandeja enharinada.
Para hacer la salsa, derretir en una cacerola la manteca. Agregar la harina y mezclar con batidor de mano para que se mezcle. Dorar apenas, y apagar el fuego. Agregar la leche muy de a poco, revolviendo con el batidor de mano para incorporar sin que se formen grumos.
Agregar el queso rallado y revolver suavemente hasta que se derrita. Condimentar a gusto con el molinillo de sal de ajo Kotanyi. Servir sobre los ñoquis.
Un agradecimiento especial a Kotányi Uruguay por apoyar este posteo! Como siempre, todas las opiniones y recomendaciones expresadas son mías. 😉
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Propiedades de las lentejas
No es novedad que las lentejas son un mega alimento. Son bajas en calorías* y ricas en fibra, por lo que si son combinadas con otros alimentos saludables, pueden ayudar a bajar de peso al mantener la sensación de saciedad por más tiempo. Además, son ricas en muchos nutrientes esenciales como la proteína (18 gr x taza), carbohidratos (40 gr x taza) y fibra (16 gr x taza). No tienen colesterol, tienen apenas 1 gr de grasa por taza, y son bajas en sodio.
Las lentejas son una excelente fuente de hierro, y si son consumidas junto con cítricos, por ejemplo tomando una naranja como postre, ayudaremos a fijarlo mejor. Por el contrario, si luego de comer lentejas comemos chocolate o tomamos café, estaremos inhibiendo la absorción de hierro en nuestro organismo. Esto no sólo corre para las lentejas, sino para todas las fuentes de hierro como la carne, huevos, cereales fortificados, etc..
*una taza de lentejas secas de aprox 200 gr contiene cerca de 230 calorías.
Mantener las propiedades con Essen
Y a todo esto, ¿de qué serviría consumir alimentos saludables, si en la cocción perdemos muchos nutrientes?
Si cocinamos cualquier alimento a temperaturas muy altas y por tiempo prolongado, estaremos haciendo que pierda muchos de sus nutrientes. Por eso, cocinar con poco fuego, con poco líquido, y en sus propios jugos, ayuda a mantener sus propiedades. Cuando cocino con mis ollas Essen, no necesito usar fuegos altos ya que el calor se distribuye de forma pareja gracias a la conducción del aluminio. Eso permite que tanto la base de la olla, en contacto con la fuente de calor, como los lados e incluso la tapa, tengan la misma temperatura y cocinen de forma pareja.
La olla y su tapa tienen un cierre perfecto, permitiendo que escape la menor cantidad de vapor posible. Se gana en sabor, porque quedan más concentrados, y se gana en salud porque se agrega la cantidad justa de agua.
Pocos ingredientes, pero buenos
Las lentejas son un alimento sabroso de por sí, pero bien vale darle un empujoncito extra. Por ejemplo, me encanta agregarles un toque de Garam Masala o Curry. Ambas son mezclas de especias típicas de India, si bien el curry es más famoso. Descubrí el Garam Masala gracias a una amiga india, Niveditah, y a partir de ahí no paré de usarlo en todo lo que pudiera. Su receta de «Chicken Masala» es delicioso nivel Dios, y les prometo que en algún momento voy a publicarlo en el blog!
Esta mezcla de especias contiene canela, clavo de olor, cardamomo, nuez moscada, pimienta negra, cúrcuma, cilantro, pero así como el curry, hay millones de versiones de acuerdo a la zona de la que provenga según disponibilidad de ingredientes y costumbres locales. Pienso que este condimento es un poco más dulce que el curry, dándole a los platos un toque cálido muy especial.
Para agregar Garam Masala a la receta de lentejas, o cualquier especia a cualquier plato, recomiendo «calentarla» dorando a fuego medio-bajo junto con la cebolla si hubiere. Eso permite que las especias tomen otra dimensión de sabor, que de simplemente agregarlas a un caldo no desarrollarían.
Esta receta, además de las lentejas y el Garam Masala, tiene cebolla, ajo, panceta ahumada (pero también queda bárbara con un chorizo cantimpalo), hojas de laurel y agua. Nada más. Simple, rico, y práctico!
Nota importante (si aprecian su dentadura)
Las lentejas, sin importar que tan buena sea su calidad, pueden traer piedritas en el paquete. Les recomiendo que antes de remojarlas pasen por un plato blanco pequeñas tandas de lentejas para revisarlas. Busquen posibles intrusas que seguro van a encontrar. ¡Una vez saqué hasta 11 piedritas!
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Darle al mac & cheese nuestro toque personal
La receta base del mac & cheese puede modificarse para adecuarla al gusto de cada uno. Hoy les paso una versión con queso Cheddar y Gouda, pero ustedes pueden usar otros quesos como el Colonia, Masdaam, Gruyere, Provolone u opciones libres de sal. Recomiendo que usen quesos que funden bien y que tienen buen sabor. Ahí reside el éxito de este plato.
También pueden cambiar la receta para que sea más liviana en grasas. Por ejemplo, usen quesos descremados o parcialmente descremados, y usen leche descremada en vez de entera. Cuanto más tenor graso tenga la leche y los quesos, más cremosa quedará la salsa, pero pueden hacerse versiones igual de ricas si compensamos con un toque de especias o con hierbas frescas.
Y si de toque personal hablamos, no puedo dejar de recomendar que acompañen este plato con un vaso de Terma Pomelo, que va a sumar 1000 puntos a nuestra comida de entre semana!
400 gr pasta seca (usen macaronis para el look clásico)
200 gr salame Milán, picado grueso
3 Cdas harina
500 ml leche entera
200 gr queso gouda, en cubos
200 gr queso cheddar, en cubos
tomillo fresco para decorar
Instructions
Cocinar la pasta como indica el paquete, sin agregarle sal al agua.
Mientras, calentar una olla y dorar ahí el salame. Cuando esté listo, retirarlo de la olla reservando a parte.
En la grasa de la olla dorar la harina, y agregar poco a poco la leche revolviendo enérgicamente con un batidor de mano para formar una salsa blanca sin grumos. Tip: si la leche está caliente será más fácil.
Agregar los quesos en cubos y revolver con cuchara de madera para que, mientras que la salsa espesa, los quesos se derritan.
Cuando la salsa de queso luzca homogénea, agregar el salame reservando un poco para decorar, agregar la pasta cocida, y revolver para mezclar bien.
Servir bien caliente, decorando con salame crocante y hojitas de tomillo fresco.
Un agradecimiento especial a Terma Uruguay por apoyar este posteo! Como siempre, todas las opiniones y recomendaciones expresadas son mías. 😉
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