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¡La pizza con reborde alto vino para quedarse al blog! Esta delicia, made in Chicago, es una versión que ningún pizza-fan debe quedarse sin probar. Acá les contamos cómo surgió, cuáles son sus variantes, y les pasamos (por supuesto) la mejor receta para lograrla en casa.
Creada en el restaurante UNO Chicago Grill de Chicago, esta pizza se ha vuelto insignia de la ciudad. Conocida por su gran comunidad italiana (y por ser cuna de los más famosos mafiosos italo-americanos), no resulta extraño que su gastronomía haya calado hondo. Yo tuve el placer de probarla en una de las tantas sucursales que tiene este restaurante en Estados Unidos, y quedé fascinada. La carta ofrece una infinita variedad de opciones, y el aroma a pizza recién horneada te da la bienvenida anticipando la delicia que vendrá.
Como la bebida también forma parte del placer de comer, les recomiendo probar esta pizza con Terma Pomelo.
¿Qué es la deep dish pizza?
La pizza estilo Chicago es básicamente una pizza alta, con mucho relleno que tiene dos variantes: la deep dish pizza, la más conocida y la más antigua, y la «stuffed pizza» (pizza rellena), una versión de la deep dish a la que se le tapa el relleno con otra capa de masa y un baño de salsa de tomate. Cualquiera de ellas ¡muy recomendables!
La deep dish pizza tiene una base de pan gruesa, esponjosa y crocante, rellena de queso, salsa de tomate, y muchos otros ingredientes que hacen las variantes al gusto del consumidor. Si queremos compararla con otras comidas, podríamos decir que es muy parecida a una tarta.
Tips para el éxito
El secreto para que nuestra deep dish sea muy sabrosa, es agregar varios ingredientes al relleno. La salchicha u otros embutidos como el salame son prácticamente indispensables para lograr el verdadero sabor de Chicago, pero también se encuentra casi siempre cebolla (colorada, cortada en fetas bien finas), pimientos (picantes o no), champiñones y otras verduras, hierbas como la albahaca, y la imprescindible salsa de tomate. Si la masa es casera, el éxito está asegurado!
Tradicionalmente, la deep dish se hornea en un molde redondo de bordes altos, que se aceita muy bien para ayudar al desmolde y para darle a la masa mejor sabor, color y crocantez. Como a esta pizza le toma más tiempo de cocción en el horno, es imprescindible poner los ingredientes del relleno al revés de lo común. Primero se esparcen los toppings, luego el queso, y por último la salsa de tomate. Esta capa superior asegura que ni el queso ni el resto del relleno se queme. Un toque final de parmesano por arriba para que se gratine, y listo! Ya fuera del horno me gusta esparcir algunas hojas de albahaca fresca para dar un toque de color.
Masa de pizza
La masa que uso para esta pizza y para cualquier otra, es la que uso para hacer pan casero. Es una receta muy simple de hacer y que no falla.
Salsa de tomate
Les recomiendo que hagan esta (y cualquier) pizza con rica salsa casera. La que siempre elaboro en casa está a medio camino entre practicidad y sabor. Uso tomates al natural en lata que cocino junto con cebolla y ajo previamente saltados en aceite de oliva. Cuando agrego los tomates en su salsa, picaditos bien chico, añado hierbas (romero, tomillo, orégano, laurel o lo que tenga en el momento) y un poco de sal. Dejo cocinar a fuego medio-bajo hasta que se consuma un poco y tenga una consistencia entre espesa y líquida.
Tip: siempre limpio la lata de la salsa con un poco de agua, y mando esa «agua con salsa» para la olla. Este extra de agua ayuda a alargar un poco la cocción para darle tiempo a las hierbas de largar su sabor.
Poner en un bowl la harina, levadura y el azúcar. Mezclar.
Agregar la sal y mezclar. Es importante que la sal no toque directamente la levadura porque inhibe su desarrollo.
Agregar 300 ml de agua tibia y trabajar con las manos hasta lograr una masa elástica, que no se pegue a la mesada ni manos. Agregar la menor cantidad de harina posible, amasando y golpeando sobre la mesada para desarrollar el gluten.
Formar una bola y dejar descansar 30 minutos en el bowl aceitado con oliva.
Pasado ese tiempo, amasar un poco para desgasificar y dejar leudar nuevamente 1 hora.
Precalentar el horno a 200°C.
Estirar sobre mesada enharinada y forrar un molde redondo de 30 cm de diámetro, bien aceitado con oliva, dejando que caiga el excedente hacia afuera.
Esparcir sobre la masa en este orden: salame picado, mitad de la muzzarella, tomates cherry, rúcula o albahaca, la otra mitad de muzzarella, la salsa de tomate, y espolvorear con queso parmesano.
Cerrar los bordes hacia adentro y hornear por 30 minutos, o hasta que la masa esté bien dorada.
Desmoldar y decorar con hojas frescas de albahaca.
Un agradecimiento especial a Terma Uruguay por apoyar este posteo! Como siempre, todas las opiniones y recomendaciones expresadas son mías. 😉
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Desde que soy muy chica siempre me encantó agasajar. Pensar el menú, la música, el entorno, y llevar toda la planificación a cabo para que, al fin de cuentas, todo converja en horas y horas de divertida sobremesa. Siempre ayudé en pequeñas tareas del hogar …
Les presento unos cupcakes que vale la pena probar, no sólo por su masa, sino por el baño! Estos pastelitos son muy esponjosos, de intenso sabor a chocolate, y resultan perfectos para comer solos, con el baño sugerido, o con cualquier otro.
Baño de chocolate
El baño es tan rico que parece el relleno de un bombón. El sabor a chocolate lo aporta el cacao, que debe ser puro para que logremos obtener un buen resultado. Su textura es bien cremosa, e incluso estando frío logra ser muy aterciopelado en la boca. Les recomiendo que guarden esta receta porque, además de bañar cupcakes, sirve para rellenar y bañar tortas.
Su procedimiento es super fácil. Simplemente se baten todos los ingredientes juntos hasta lograr una mezcla cremosa. Sólo se debe tener cuidado de tener la manteca a temperatura ambiente (punto pomada), e incorporar el cacao tamizado ya que normalmente tiene grumos que una vez en el batido son difíciles -si no imposibles- de eliminar. El azúcar impalpable tiene una historia parecida al cacao. Si bien durante su almacenaje no forma tantos grumos como el cacao, es importante tamizarlo antes de agregarlo a la manteca para que el baño quede liso.
El toque de café en el baño es, a mi gusto, muy necesario para resaltar el sabor del cacao. El amargor del café y del cacao se entienden entre ellos, y el azúcar impalpable los endulza al punto justo. La calidad del café con el que cocinamos es imprescindible, por eso sugiero hacerlo fresco con buen café molido.
La masa de cupcakes
Muchas de las recetas que pruebo y adapto son americanas, razón por la cual piden «buttermilk», el suero de leche. En Uruguay no se consigue en supermercados, pero eso no es impedimento a usarlo en nuestras recetas! Para hacer rápidamente un sustituto, simplemente debemos cortar leche tibia con un ácido (que puede ser jugo de limón o vinagre de alcohol). Sugiero hacerlo antes de empezar la receta, para que le de tiempo a la leche de cortarse y volver a temperatura ambiente.
Se entibia la leche en microondas o cacerola al fuego, agregamos el ácido y revolvemos. Dejamos reposar unos minutitos y enseguida veremos como se corta. Para usarlo en la receta se puede revolver con un batidor de alambre para romper la cuajada, pero no es imprescindible. A grandes rasgos, las proporciones son: por 1 Taza (250 ml) de leche, 1 Cda de ácido.
Otro truco para que la masa tenga su textura especial es el tipo de polvo leudante que usamos. Esta vez sustituimos el clásico polvo de hornear por bicarbonato de soda, ya que logra darle una textura esponjosa a la masa pero no la hace crecer demasiado. Este ingrediente se consigue en todas las farmacias, y además de usarse en la cocina es excelente para sacar olores de la heladera y limpiar superficies.
Café hecho a partir de café de filtro "El Chaná", 5 Cdas
Extracto de vainilla, 1/2 cta
Frutos secos picados para decorar
Instructions
Entibiar la leche en el microondas. Agregarle el jugo de limón, revolver, dejar reposar unos minutos para que se corte.
Precalentar el horno a 180ºC y alistar 14 pirotines en una asadera de muffins grandes.
Batir la manteca blanda juntos con los dos tipos de azúcar. Agregar los huevos, la vainilla y continuar batiendo.
Derretir el chocolate y agregarlo a la mezcla anterior.
Tamizar la harina junto con el bicarbonato de soda y la sal, e incorporar a la preparación alternando con la leche cortada.
Repartir la masa entre los pirotines y hornear por aprox 20 minutos, o hasta que al pincharlos con un palito de madera salga seco. Dejar enfriar fuera de la asadera, sobre una rejilla.
Para el baño, batir la manteca blanda junto con el cacao, azúcar impalpable, el café y extracto de vainilla. Batir hasta que la preparación esté suave, y si se siente demasiado dura, se le puede agregar 1 Cda de café líquido. Bañar los muffins con esta preparación, ya sea con una manga de pastelero o con un cuchillito de untar. Decorar con los frutos secos picados.
Notes
Para que el sabor a café se sienta en el baño, recomiendo elaborar una taza con el doble de café recomendado, osea 4 ctas. También se puede hacer café de máquina más fuerte de lo común, o hacer un expresso.
Hay un tipo de pastelería francesa que me encanta, que no precisamente se trata de esas elaboraciones complicadas repletas de técnica. Me refiero a las recetas de las grand-mères, las abuelas francesas. Esas recetas llenas de amor, de sabor a hogar, que se van pasando …
En casa me paso haciendo budines, tortas y galletitas. Me encanta tener algo rico para el café de media tarde, para la merienda, o por si sale un brunch improvisado. Me gusta variar las recetas, aunque siempre sintiendo especial inclinación por el budín de limón …
Hoy 21 de enero me parece una fecha más que coherente para retomar los posteos del blog. Especialmente si quiero publicar alguna rica receta antes de que nazca mi hija que tiene fecha para el 30 de este mes! En Navidad recibí de regalo dos libros divinos de cocina (como siempre digo, libros de cocina pueden regalarme hasta para Pascuas!), y apenas volví a Montevideo quise ponerlos en práctica.
Uno de ellos, regalo de mi cuñado Lucho, es el de Fernando Trocca titulado «Mostrador Santa Teresita». En él se recopilan muchas de las recetas que se sirven en dicho restaurante, que por cierto son todas deliciosas y estéticamente re cuidadas. Se llama «mostrador» porque el concepto de servicio es precisamente ese. Todas las opciones se presentan en sendas fuentes sobre una gran mesada, y uno pide a gusto. Personalmente creo que es uno de los restaurantes con más personalidad y encanto del este uruguayo.
Ayer estaba en un ataque gastronómico urgente, desesperada por cocinar algo rico luego de dos semanas sin meter «manos a la masa» en mi cocina. ¡Cómo la extrañaba! Abrí el libro y supe a qué sección dirigirme directamente, la de la pastelería. Duuhhh Este restaurante es lugar de peregrinación para los amantes de una buena merienda, y las fotos que se ven en su instagram dan fe de ello. Muffins grandes y esponjosos, budines húmedos, y ¡los más pintunes alfajores del condado! Vi la receta de sus alfajores de maicena, y dije «¡a ustedes mismos!». Según cuenta el libro fue Florencia Courreges la que les pasó esta versión ya que, además de ser la pastelera de La Huella, lo fue también de Santa Teresita durante las dos primeras temporadas.
Esta receta es un poco diferente de la que ya tengo en el blog y que ha tenido tanto éxito entre quienes la probaron. Sus principales diferencias radican en la proporción de harina y almidón de maíz, que en mi primer receta tiene más harina y en esta hay ampliamente más cantidad de almidón. También difieren en la cantidad de huevo. En mi receta uso 2 huevos, mientras que en esta se precisan además 3 yemas. En cuanto a la cantidad de manteca esta receta lleva bastante más que la mía, casi el triple, y obliga a enfriar bien la masa antes de estirarla y cortar los círculos.
En resumidas cuentas, me encantó probar una receta tan diferente porque el resultado es espectacular. Fue un placer trabajar con la masa cruda, estirarla y que quede perfecta, bien fácil de cortar y pasar a la asadera. Si la estiran bien fino (aprox 5mm de espesor) obtendrán lo que a mi entender es el grosor ideal de un alfajor: 3 a 4 cm, ni muy finito que da lástima ni tan grande que es una grosería.
Y si quieren un extra tip… Guarden sus alfajores (o las tapitas sin rellenar) de un día para el otro en la heladera. ¡Quedan mucho más ricos!
Batir la manteca pomada con el azúcar hasta lograr una crema pálida.
Añadir los huevos y yemas de a uno por vez. Perfumar con la ralladura y vainilla.
Tamizar juntos la harina, almidón, polvo de hornear y sal. Incorporar al batido con cuchara de madera sin trabajar demasiado.
Envolver la masa en papel film y refrigerar por 2 horas.
Pasado ese tiempo, precalentar el horno a 160°C. Espolvorear la mesada con harina y estirar la masa hasta tenga 5 mm de espesor. Cortar círculos de 7 cm de diámetro y colocarlos en una asadera con papel manteca.
Hornear por 9 minutos. Deben quedar blancos con los bordes apenas dorados. Dejarlos 5 minutos en la asadera y pasar con espátula a una rejilla para que se enfríen.
Armar los alfajores con el dulce de leche y hacerlos rodar por las nueces.
Cuando en lo de mi amiga Sofi hay un festejo, esta quiche de queso no falta (y sus barritas de limón tampoco). Se trata de una receta heredada de su familia que es un vicio de rica, muy fácil de hacer, y bastante diferente de lo …